Se dice que las piedras volcánicas son nuestras abuelas; ellas han estado aquí desde el principio de los tiempos viendo la evolución de la tierra y han guardado muchos secretos. Son nuestra memoria ancestral pues vienen del centro de la tierra. Por ello, dentro del temazcal, en algunas tradiciones, se le cuenta a las piedras lo que nos sucede, se ofrenda y se les pide que nos sane. Las piedras se colocan en el centro del temazcal, en el ombligo. Pero ellas no trabajan solas, para ello necesitan del fuego, el que todo sana, el que todo disuelve y el agua que nos invita a fluir y eleva nuestro rezo y nuestros pensamientos a través del vapor.
Tierra mi cuerpo, agua mi sangre, aire mi aliento y fuego mi espíritu. Los cuatro elementos se hacen presentes en el temazcal, nuestros cuatro cuerpos: físico, emocional, intelectual y espiritual se desintoxican, se purifican, se sanan.